Pensamientos inexistentes (vi)

domingo, abril 27, 2008 || Escrito por Omnipunctum

Martín había estado esperando la llegada del domingo durane toda la semana; no sólo por el hecho de que, como buen cristiano, disfrutaba de la celebración de la Eucaristía (para él, la máxima expresión de la fe a su Dios), sino que, aun con sentimientos profanos y de dudosa moralidad desde el punto de vista más férreo al catolicismo, quería conocer a aquella muchacha que, sin más que una simple mirada, le había marcado hasta el punto de divinizarla (provocando, así, su pequeña herejía).

Como todos los domingos, a esa hora de la mañana, se encontraba sentado en el colchón de su cama, reflexionando. Una semana antes, sin duda, sus reflexiones quedarían en aspectos tan moralmente limpios como la ética, la religión, o algún tema inocuo relacionado con la tecnología. Sin embargo, como si fuese una de esas películas americanas que él tanto detestaba, como si su vida fuese un capítulo de una serie para adolescentes, se encontraba allí, pensando, sobre si ese domingo podría, después de misa, hablar con esa ateílla del tres al cuarto.

Se levantó de la cama, y cogió su diario. Leyendo sus páginas (generalmente, con pensamientos inacabados, escritos a mitad), se prometió que esa tarde terminaría un escrito. Con confianza.

Tras ello, dejó su diario donde estaba y, tras santiguarse, salió hacia el monasterio con su libreta de los domingos.

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Ubi sunt?

sábado, febrero 02, 2008 || Escrito por Omnipunctum

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Pensamientos inexistentes (v)

domingo, enero 13, 2008 || Escrito por Omnipunctum

Como todos los domingos, Berta volvió a misa con su particular libreta, para así analizar las afirmaciones que vertía ese viejo hipócrita y cascarrabias contra los derechos de todo aquel que no fuera un jodido célibe. Pero, en esta ocasión, fue excesivamente meticulosa en su aspecto físico, como si fuera una fiel devota o como si creyera que su Salvador, su Señor, su Dios omnipotente estaría allí para esperarla. "Claro", pensó ella, mientras reflexionaba como protofilósofa pedante que se autoproclamaba. "En cierta medida, ¿no es que he desviado lo que unos pazguatos e imbéciles dirigen hacia un ser inmaterial, improductivo e inexistente a un ser que, aun con ello mostrando una pequeña inmadurez, al menos, existe?".

Justo después de esta pequeña pregunta, la cual provocó una risa interior debido a la enorme cantidad de autojustificación de un amor que posteriormente declararía de idólatro, fue sorprendida por sus padres, quienes, viendo su aspecto, se extrañaron de tal grado de "emperifollamiento" descomunal:

- Voy a la Iglesia, papi.
- ¿Tú? ¿Vas así a ese lugar donde, según tú, se dirigen aquellos ciegos de mente que creen en la existencia de un ser inexistente pese a las nulas muestras de su omnipotencia?
- Bueno - respondió-, no es de ese tipo de dioses de los que vive esta mujer.

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Matemático demuestra que 2+2 puede ser 5 en determinados casos

viernes, diciembre 28, 2007 || Escrito por Omnipunctum

LA ESCLAVITUD DEL PAÍS DIGITAL - No hizo falta un Gran Hermano para demostrar que 2+2=5 (aunque no en todos los casos), sino tan sólo un brillante matemático español: Juan Maese López. Este matemático, miembro de la facultad de matemáticas de la Universidad de Ribatajada, publicó el pasado domingo día 23 en la prestigiosa revista científica Más Allá un estudio sobre las sumas de números enteros, en la cual, entre otras cosas, demostraba que 2+2 no es siempre igual a 4, sino que, en ocasiones, puede tener un valor de 5.

Al parecer, según se demuestra en dicho artículo, determinados números enteros podrían no ser siempre enteros, por lo que estos pueden tener "valores muy grandes de ellos mismos". Así, 2+2 sería igual a 5 para valores muy grandes de 2. No obstante, esto no valdría, por ejemplo, en el caso de sumar 4+4, o 4+2, ya que eso "implicaría la divinidad de ese esperpéntico número que es el 42".

El estudio ha tenido un gran éxito dentro de su facultad, e incluso dentro de la comunidad científica. "Este estudio es la mayor gilipollez que he leído de un miembro de esta facultad", afirmó el decano de la facultad de matemáticas de la Universidad de Ribatajada en una entrevista con uno de los periodistas de LA ESCLAVITUD DEL PAÍS DIGITAL. "Sinceramente", proseguía, "le pegaría un soberano puñetazo por escribir tal cantidad de chorradas". Otros compañeros también dieron críticas muy positivas sobre el estudio, tales como María Isabel Pérez-Reverte, quien deseaba el suicidio del doctor Maese "para que muestre al mundo el emo que lleva dentro".

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Pensamientos inexistentes (iv)

sábado, noviembre 10, 2007 || Escrito por Omnipunctum

Martín notó, cuando el pseudopárroco alzaba el cuerpo de su Señor, que esa joven muchacha le estaba observando. Sus rizos descontrolados, sus ojos claros, su alto nivel provocador... No podía ser sino la típica ateílla de tres al cuarto que venía a la iglesia para vociferar fragmentos de un enfermo mental.

Martín también adoraba la filosofía, aunque bien detestaba todo rastro que oliera a laicismo o a ateísmo. No es que destestara el hecho de que un Estado no tuviese una confesión oficial (cosa que, por los tiempos que corrían, tuvo que aceptar), sino el hecho de que se abandonara, en todo momento, la existencia de una divinidad. Es por ello que no soportaba oír hablar de filósofos coomo David Hume (a quien le diría que son sus libros los que deberían ser incinerados), Friedrich Nietzsche (una locura, decía Martín, mostraba la absurdidad y paranoia del ateísmo) o Karl Marx (cuyo materialismo histórico, ateo hasta la defunción, provocaron en su nombre las muertes que no hubiese sido producido por un Estado Cristiano).

Al ver el cuerpo de Cristo, Martín, como todas las veces que lo veía, no podia sino llenar su cuerpo de una extraña alegría, sabiendo que lo que estaba viendo era, sin duda, efecto de un fenómeno extraordinario. Sabía en todo momento que lo que ocurría era nada más que un protocolo, una ceremonia en la que no habia hnihngún carácter físico anómalo. Sin embargo, era este hecho el que le provocaba tanta devoción hacia la práctica católica dominical.

Volvió, después de tomar la Sagrada Hostia, a su asiento, mirando en todo momento el rostro de esa joven, aparentemente extraña en esos paraderos, sorprendiéndose del hecho de que llevara una libreta, una simple y llana libreta (como él solía también hacer). "Una intelectual", pensó, incrédulo.

Pero no fue capaz de dejar de creer en sus ojos.

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