Pasión atea

viernes, mayo 20, 2005 || Escrito por Omnipunctum

Hay un fragmento de "La gaya ciencia" (de Nietzsche) que, desde el momento en que lo leí me ha causado cierta atracción:

EL LOCO. ¿No habéis oído hablar de ese loco que encendió un farol en pleno día y corrió al mercado gritando sin cesar: "¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!". Como precisamente estaban allí reunidos muchos que no creían en dios, sus gritos provocaron enormes risotadas. ¿Es que se te ha perdido?, decía uno. ¿Se ha perdido como un niño pequeño?, decía otro. ¿O se ha escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se habrá embarcado? ¿Habrá emigrado? -así gritaban y reían alborozadamente. El loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. "¿Que a dónde se ha ido Dios? -exclamó-, os lo voy a decir. Lo hemos matado. ¡Vosotros y yo! Todos somos su asesino. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar? ¿Quién nos prestó la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde caminará ahora? ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No nos caemos continuamente? ¿Hacia delante, hacia atrás, hacia los lados, hacia todas partes? ¿Acaso hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos como a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vacío? ¿No hace más frío? ¿No viene de continuo la noche y cada vez más noche? ¿No tenemos que encender faroles a mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No nos llega todavía ningún olor de la putrefacción divina? ¡También los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo podremos consolarnos, asesinos entre los asesinos? Lo más sagrado y poderoso que poseía hasta ahora el mundo se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién nos lavará esa sangre? ¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué ritos expiatorios, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este acto demasiado grande para nosotros? ¿No tendremos que volvernos nosotros mismos dioses para parecer dignos de ella? Nunca hubo un acto tan grande y quien nazca después de nosotros formará parte, por mor de ese acto, de una historia más elevada que todas las historias que hubo nunca hasta ahora". Aquí, el loco se calló y volvió a mirar a su auditorio: también ellos callaban y lo miraban perplejos. Finalmente, arrojó su farol al suelo, de tal modo que se rompió en pedazos y se apagó. "Vengo demasiado pronto -dijo entonces-, todavía no ha llegado mi tiempo. Este enorme suceso todavía está en camino y no ha llegado hasta los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de los astros necesitan tiempo, los actos necesitan tiempo, incluso después de realizarlos, a fin de ser vistos y oídos. Este acto está todavía más lejos de ellos que las más lejanas estrellas y, sin embargo son ellos los que lo han cometido." Todavía se cuenta que el loco entró aquel mismo día en varias iglesias y entonó en ellas su Requiem aeternan deo. Una vez conducido al exterior e interpelado contestó siempre esta única frase: "¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?".


Cada vez que leo el fragmento, admiro la pasión, la fuerza, el profundo sentimiento de dolor que, de forma poco típica en filosofía, nos expone Nietzsche. Además, me da la sensación de poder leer gran parte de la filosofía nietzschiana concentrada en un solo punto: su ateísmo y una aparición del nihilismo, su teoría sobre el superhombre (¿No tendremos que volvernos nosotros mismos dioses para parecer dignos de ella?), la expresión de una pasión superior a la razón (¿No dice a veces cosas que aparentan ser extrañas para una persona cuerda?), ...

Posiblemente alguno dirá que Nietzsche era un filósofo peligroso; que era un loco, un imbécil y un maldito nazi. Es cierto que es un filósofo un tanto criticable en ciertos aspectos (aunque creo que llamarlo de nazi sería exagerado, y lo de imbécil, un tanto absurdo), y que tenía problemas mentales... Pero no quiero dar una lectura típica de este fragmento.

Para hablaros de esa segunda lectura que hago, tendría que empezar diciendo unas pocas frases dentro de la filosofía sobre la existencia de Dios que, de alguna forma, me han marcado:

- "¡Dios ha muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado!" Friedrich Nietzsche.
- "La religión es el opio de los pueblos" Karl Marx*
- "Si dios no existiese sería necesario crearlo" Voltaire.
- "Si Dios existiera, habría que matarlo" Mihail Bakunin.

Sin embargo, estas frases no me han marcado de forma absolutamente literal. Cierto es que pienso que la idea de Dios, poco a poco, se está diluyendo (el ateísmo no ha crecido mucho, ¡pero sí el agnosticismo!), y cierto que creo en la necesidad de la creación de un Estado (Voltaire); también es cierto que no estoy de acuerdo con que la religión tenga que ser siempre un "opio" (pero un exceso de ella podría serlo), y que no creo en la concepción de la autoridad que tienen Bakunin y los anarquistas. Pero, como ya he dicho, yo voy a hablar de otra lectura.

La palabra "dios" puede significar muchas cosas además de esa gran autoridad sobrenatural de dudosa existencia; por ejemplo, en la famosa "Canción del pirata", de Espronceda, cuando se dice "es mi dios la libertad", obviamente, no se refiere a Dios como si dijese que la libertad es un ser sobrehumano. Es por ello que, en esa relectura que hago de esas frases de esos genios (otra cosa es que sean polémicos, que no lo niego), yo no quiera hablar de un Dios como ser sobrenatural, sobrehumano: Quiero hablar de mi realidad, de mi mundo, de la obsesión de todo adolescente: Dios como ser humano amado.

Podría decir que me han gustado muchas personas, pero, en más de un caso, podría decir que he llegado a idealizar (y por lo tanto, semidivinizar) a ese ser amado. En todos los casos en que me he centrado en una persona se ha producido una especie de proceso amoroso:

1. El primero es la creación de ese amor. De alguna forma, me doy cuenda de una falta o de la inexistencia de un "Dios"; por ello, para evitar una especie de vacío, idealizo a una persona humana, creando una especie de "Dios humanizado" (Si Dios no existiera, habría que crearlo).

2. Al producirse esa creación de ese Dios y su idealización, empiezo a pensar (como ingenuo embobado) sólo en ese ser, interpretado por mí, a veces, como falsamente "superior" (¿creación de un pequeño complejo de inferioridad? ¿amor "platónico"?); también empiezo a crear situaciones falsas e irreales con esa persona: diálogos, roces, miradas, abrazos, besos, desnudos, penetraciones, fantasías eróticas... (La religión es el opio de los pueblos). Además, como dicen muchos filósofos ateos respecto a la relación Dios-hombre, proyecto sobre esa persona gran parte de virtudes (algunas mías, otras son deseos) que, en realidad, carece.

3. Después de un largo proceso, ese Dios creado anteriormente, o muere por sí mismo (muestra ser un imbécil, o, simplemente, muestra ser la persona no divina que es en realidad), o, por alguna razón, mato a ese ser superior (cuidado, mato al ser superior creado en mi mente, no a la persona en que se basa), provocando, así, una revuelta (mental) contra ese dios (¡Dios ha muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado!, Si Dios existiera, habría que matarlo).
Sin embargo, esa muerte de ese Dios me produce, en algunas ocasiones, al igual que a ese loco del que hablaba Nietzsche, la necesidad de buscar un nuevo Dios con quien poder disfrutar de nuevo de ese opio, a veces, tristemente necesario.

Algunos me diréis que el comparar con Dios a un ser humano es poco menos que exagerado (y tendréis razón). También me diréis que, en el amor, lo último que se debe hacer es idealizar a la otra persona. De hecho, en la única relación ligeramente seria que he llegado a tener, no divinicé, en ningún momento, a esa otra persona. Sin embargo, a veces me planteo la siguente pregunta: ¿Provoca la falta de Dios la necesidad de crearme un falso Dios, o sólo estoy creándome una falsa realidad para evadirme de la verdadera?


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* Hoy en día diría que el "opio" sería el fútbol-espectáculo, pero eso sería otro post ;).
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posteado por Blogger Omnipunctum 8/6/05 3:46 p. m.

1. Sé perfectamente que la frase de Voltaire no tiene tanto que ver con la de Nietzsche (tienen algo que ver por el hecho de que hablan de la divinidad). Sin embargo, lo que he querido hacer en este post es coger unas frases filosóficas y hacer una relectura de ellas para expresar una serie de pensamientos sobre mi persona, no preguntarme por lo que querían decir exactamente (cosa que sí que me interesa, pero no pondría por ahora en mi blog directamente; no quiero crear un blog de 100% filosofía, por mucho que te/os parezca raro).

2. Eso lo sabré yo mejor que tú, ¿no? :P Si los hubiese divinizado realmente, hubiese orado casi diariamente hacia ellos, me hubiese arrodillado ante ellos, etc.

3. ¡Explíquese buen hombre! :P

4. Sé que el señor Nietzsche no quería decir lo que yo he querido poner en este post: por eso he dicho que hago una RE-lectura y no he querido hablar mucho sobre lo que querría decir Nietzsche en este fragmento. Simplemente, porque Nietzsche es un filósofo muy pasional y con un don de la palabra tan envidiable que resulta muy difícil comprenderlo del todo.

5. ¿Ergo el opio es necesario?    



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