Shu

sábado, noviembre 04, 2006 || Escrito por Omnipunctum

El día de hoy fue un día duro para Shu. Aunque todo el mundo diría lo contrario, el trabajo de encuestar telefónicamente a personas desconocidas no era un trabajo ligero, ni, mucho menos, divertido: Como si se tratara de la misma pieza de montaje, tres días a la semana, Shu relataba las mismas preguntas, las mismas cordialidades, a las diferentes voces del otro lado (...del hilo). No era, pues, un trabajo muy halagüeño, ni tampoco muy ameno: Por ello, Shu, en los momentos más aburridos de su jornada laboral, cogía sus apuntes de matemáticas, y continuaba resolviendo el problema por donde lo había dejado.

Shu no llegó precisamente con mucho aliento cuando se sentó delante de su ordenador. Estaba, ante todo, con fatiga, lasitud: tan sólo quería olvidarse del día, y poderse relajar por un momento (aunque éste tendiese a cero).


"La dirección del blog empieza por i"


Fue lo primero que se le pasó por la cabeza, y fue lo primero que buscó por Google. Acordándose de las palabras que le dijo O, se sintió extraña al escribir una búsqueda tan estrafalaria, y se sintió aún estúpida al creer que obtendría algún resultado. No obstante, pensó ella, tal vez encontrara algún texto de alguien tan sumamente estúpido como para poder decir algo tan sumamente ambiguo.

Continuó haciendo búsquedas estúpidas. Se daba cuenta de que no era la mejor forma de pasar el rato, y de que no era la mejor optativa para aplazar el sueño: El pasar por páginas mediocres, superfluas, aburridas, tediosamente pesadas o llenas de diálogos SMS no era su pasatiempos favorito. No obstante, el número de contactos conectados en el messenger era nulo, y no tenía tampoco el tiempo suficiente para meterse a un foro. Youtube tampoco fue su respuesta: Ese día no pareció que le fuese a una velocidad aceptable.

"Existir existe, pero no existe"

Recordó de nuevo las absurdas palabras de su amigo O, y probó una última búsqueda. De nuevo, la búsqueda fue inútil, y el blog de O siguió siendo un misterio para Shu. Así, cansada de buscar inútilmente, mientras su amigo O, a más de tres kilómetros de distancia, se preguntaba si Shu habría proseguido con su búsqueda, y tras haber malgastado (Shu) una media hora de su vida, se tiró a la cama, emitiendo una sonrisa al recordar que al día siguiente no tenía la obligación de levantarse.

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